La Segunda Guerra Mundial marcó un antes y un después en la historia. Por primera vez la necesidad de saber quién era un enemigo y dónde estaba se había propagado en todo el mundo. Por eso mismo, durante el desarrollo de este hito y con más fuerza más adelante en la guerra del Golfo y de Bosnia, se comenzaron a ver en el aire los vehículos aéreos no tripulados (Vant, por sus siglas en inglés). Estos aviones autónomos tenían varias funciones: atacar, espiar, comunicar, reconocer y simular. Con los años, los Vant dejaron las salas de desarrollo e investigación de Seguridad Nacional para volar más lejos. También se comenzó a usar un nombre más común para estos aparatos: drones, estos vendrían siendo el clásico avión de aeromodelismo pero mucho más sofisticado. Se han vuelto tan populares que ya se comercializan de forma libre y tienen diferentes funciones, precios y usos.
En términos prácticos, un dron es un multicóptero (vehículo aéreo de varias hélices) cuyo movimiento se controla mediante la aceleración o deceleración de sus múltiples pares motores, los cuales proporcionan el movimiento vertical. La forma más frecuente de uso es ponerlos a volar controlados desde la distancia y divertirse esquivando objetos y alcanzar grandes alturas. También puede utilizarlos para grabar videos, hacer recorridos e identificar superficies con sensores, ubicar y tener mejor visualización, panorama, para el rescate de personas y en general para obtener imágenes amplias que antes eran muy difíciles y costosas de lograr. Los drones se manejan con un control remoto (tipo joystick) o a través de aplicaciones para Smartphone o tablets.